Imagina una galleta estilo New York, dorada por fuera y tierna por dentro, con ese toque mantecoso que se funde al primer mordisco…
En su interior esconde un corazón cremoso de chocolate y trozos de brownie fundente, que se derriten lentamente con cada bocado.
Por si fuera poco, la coronamos con más brownie troceado, un baño de sirope de chocolate intenso y una pizca de amor repostero que la hace absolutamente irresistible.
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